3 de enero de 2018

Vol. 18

Otro año a sumar al blog y otras tantas entradas acumuladas a modo de trastero. Para sumar en total un cuarto de millar, o 252 para ser más concretos. En parte se ha logrado superar el triste bagaje del 16, aunque reconozco que la perrería ha asomado en los dos últimos meses del año. A pesar de los bandazos, se intenta cumplir con esta obligación, meramente personal, de escribir algo. Porque a veces hay que evadirse de las rutinas diarias de la vida, y nada mejor que hacer un leve recuento y apuntar nuevos horizontes por cubrir. Los propósitos y demás tontainas que cada año solemos plantearnos por estas fechas tan celebradas. 

La literatura sigue siendo la niña bonita del blog, a pesar de completar y publicar nueve únicas reseñas. Tal vez sean pocas, o muchas según se mire. El caso es que el tiempo impone su ley sin mayor condescendencia y el egoismo personal queda reducido a las sobras del día. Al menos se ha ampliado el número de obras adheridas a la Colección Reno, gracias a la adquisición de diversos lotes internautas y compras sueltas. Si mis apuntes no me fallan, han sido 36 euros por un lote de 66, 20 por otro de 17 y otros ejemplares sueltos en diversas tandas más reducidas. De esta manera acumulo un total de 88 libros, frente a los más de 600 títulos que aparecen en el listado. De momento no hay problema para almacenarlos. Kaputt y El filo de la navaja han sido las obras reseñadas en el blog. Mientras que la lectura de Hasta el último mar completó la interesante trilogía de Vasili Yan sobre las invasiones de los mongoles y sus incursiones sobre Europa. 
Bosco y su habitual paseo del uno de enero
Algo han sumado las óperas primas y las series, donde por fin pude echar el cierre a Como conocí a vuestra madre. Una divertida sitcom que se me ha resistido durante bastante tiempo por dejadez y por falta de tiempo. De hecho, ya tengo claro que la archiconocida locura de Juego de tronos queda aparcada hasta que termine la temporada que reste o lo que haga falta. A pesar del ruido que rodea a la idolatrada serie, estoy logrando ignorar toda la información que acarrea tal producción, tanto que apenas sé nada de lo que acontece más allá del winter is coming. O lo que sea. Mejor será acercarse a obras ya cerradas para evitar esperas inoportunas. Al tran tran, como la pasada moda del runin, adherida a la sequía imperante de la península ibérica. Veremos si alguna estúpida danza logra que llueva alguna prueba deportiva. Aunque ganas de momento no hay.

Y por último, en el 17 me planteé realizar el camino de San Frutos. Una pequeña excursión de 77 kms por la provincia de Segovia. El trayecto parte desde la misma ciudad hacia la ermita del santo, ubicada en el paraje de las Hoces del río Duratón. Una peregrinación que queda postergada al necesitar varios días para completarla a gusto, también porque seguramente mi facilidad para perderme me llevaría más horas de las previstas, y a ver como se lo explico a la jefa del núcleo familiar. El caso es que el trayecto de la espiritualidad queda relegada al futuro, a la lotería del más adelante. De momento me quedo con el reintegro, expuesto públicamente para recordar esas pequeñas cavilaciones que un buen día, pasaron por mi mente, no sea que luego lo mande todo al diablo. 

Buen 2018. Suma y sigue. 

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