7 de noviembre de 2017

La incógnita

Es una obra de Benito Pérez Gáldos. O lo que es lo mismo, uno de los mejores escritores españoles de todos los tiempos. Por calidad y por cantidad. Pues ésta última alusión hace hincapié a la amplia obra del escritor, quien acumula una buena ristra de títulos de toda índole y característica, novela, teatro, cuentos, ensayos, etc. Con La incógnita, Gáldos realiza un pequeño experimento narrativo, para ello adquiere el modelo epistolar a lo largo de toda la novela a través de la mano Manolo Infante, quien en realidad es el protagonista del relato y el que se encarga de escribir la misivas; dirigidas a un interlocutor denominado como Equis. La correspondencia de ida es la única a la que puede acceder el lector, mientras que las presumibles respuestas del cercano amigo se pierden en el limbo y en la imaginación del lector, donde toca participar del show al tener que interpretar la reacción a los escritos de Infante. En ocasiones, el propio Infante se responde asi mismo o nos pone en situación de la posible reacción de su paisano, aunque la mayoría de las ocasiones toque dar por bueno el continuo discurso del personaje principal. El propio Infante desarrolla sus vivencias en Madrid y su posición social, al ocupar un escaño en el Congreso de los Diputados. Cargo electo de una ficticia zona de Castilla La Vieja. De ahí pasa a introducirnos en los pequeños entresijos por los que se mueve este personaje de la época y de la sociedad con la que se codeaba.

En un principio, la lectura de la obra describe esa cotidaniedad social sin ningún tipo de aliciente ni de mayores intereses que la simple acumulación de actos y encuentros entre amigos. Al tratarse de supuestas cartas personales, destacan las rutinas de Infante y de sus diferentes lazos con otros personajes a los que va introduciendo, por ahí destaca la posición de su padrino, Carlos Cisneros. Un personaje peculiar que rellena con gracia la escasez de trama en el libro. De hecho, podría decirse que no existe tal sustento hasta que se comete un crimen. Este hecho delictivo transforma las susodichas cartas en una pequeña aventura expuesta en diversas entregas, algo así como un archivo de las diferentes pesquisas que realiza el bueno de Infante de las que pone al día a su amigo. Este giro de los acontecimientos, obliga al protagonista a indagar sobre las diferentes pruebas que se ciernen alrededor del crimen, ya que anda resuelto a desenterrar el misterio.

Resulta curiosa la mezcla que propone Gáldos, al proponer una novela con tintes realistas sobre unos personajes y tiempos determinados, y que por circunstancias fatales, deriva hacia un claro caso de investigación cuasi policial. Una mezcla llamativa por la cercanía de sus protagonistas con el suceso y los sentimientos que levanta dicho crimen. Un punto a favor de Gáldos, al recordar que la novela transita a través de un único punto de vista. En ocasiones parece más bien un soliloquio de la pasional figura que ocupa el protagonista, ya que en ocasiones acaba enfadándose él mismo según va escribiendo las diferentes novedades a su amigo. Por lo menos encuentra motivos para hacer evolucionar a su personaje y abandonar la cómoda posición de inicio. Un inicio sustentado básicamente por la creciente pasión que Infante va desarrollando hacia su prima, ese loco enamoramiento choca con el diverso listado de descripciones de personajes y hechos de diferentes índole que puedan tener poca relevancia visto el caso posterior. El interés del lector decaería significativamente ante el experimiento sino fuera por la hábil pluma de Gáldos. Escritor con notables dotes para engatusar a cualquiera con la gracia y la elegancia de quien nace con el don de juntar letras. 

... mi adorada prima se me ha puesto en un pedestal de virtud, quiero arrancarla de él, perderla y perderme, bajándonos ambos muy abrazaditos a las cavidades de ese infierno donde los amantes de verdad, dígase lo que quiera, han de pasarlo muy bien, quemándose por dentro y por fuera
                          Manuel Infante

La incógnita
Benito Pérez Galdós
Ed Ruesa, 2001

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