30 de noviembre de 2012

Amores perros

Pocas películas pueden presumir de alcanzar tales cotas de calidad en el debut cinematográfico de su autor. Alejandro González Iñarritu firma una obra maestra del cine contemporáneo a través de un trío de historias sobre el dolor de sus personajes y la búsqueda constante del amor. La fatalidad de un accidente de tráfico es el nexo de unión de tres historias independientes, encajadas levemente en una estructura alterada donde sus piezas no persiguen una línea temporal recta. Esta estructura fragmentada concedieron a esta película multitud de comparaciones con la cinta de Tarantino, Pulp Fiction. Acertadas en parte por la vigorosidad de cine que transmiten ambas películas. Sin embargo, Amores perros versa sobre la vida, la cruenta vida que se da en la selva urbana de México DF, donde sus personajes intentan sobrellevar sus existencias de la mejor forma posible.

Alejandro González Iñarritu y Goya Toledo
Photocall del estreno de la película en Madrid
Año 2001/ JGM
El citado accidente es el punto en común de las tramas, reproduciendo el antes y el después de estos personajes donde el fatal choque trastoca los planes de todos ellos. El retrato es social, directo al microcosmos de unas historias intimas que se encuentran rodeadas por la inmensa urbe de la capital azteca. Y es grande porque en esta película se conjugan muchos elementos dramáticos del ser humano y las historias que nos vienen acompañando desde tiempos inmemoriales. Desde la Biblia a las tragedias griegas. El hombre y su fragilidad con el paso del tiempo, el lapso que nos obliga a buscar la felicidad constantemente aunque para ello se tenga que traicionar su propia sangre para obtener la escasa correspondencia de la mujer amada. Abandonar a tus seres queridos por la necesidad de construir algo mejor o el egoísmo fracasado del tiempo perdido y que deseamos recuperar desesperadamente en una segunda oportunidad. Grandes historias ajenas entre sí pero que representan los mismos temores y deseos del ser humano. Tratados en esta cinta desde diferentes escalones sociales. La supuesta clase media trabajadora con Octavio y Susana, la alta sociedad con Valeria y Daniel, y por último la pobreza sobrellevada por El chivo y Maru.

Técnicamente Amores perros contiene un poderoso estilo visual, remarcado por el nerviosismo de su cámara en mano y un alentador montaje, la única excepción que se le podría poner es la extensión innecesaria de algunas secuencias que pretenden subrayar el drama de sus personajes. Porque Iñarritu apenas permite momentos de alegría, todo esta focalizado en determinar el sufrimiento de los protagonistas por alcanzar sus metas. Incluyendo por supuesto a los perros, las fieles bestias que ahondan en el paralelismo con sus dueños. Reflejan tanto lo negativo como lo positivo de cuanto les sucede en esta brutal y magnífica película.

Amores perros de Alejandro González Iñarritu
2000

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Actualización a fecha del 14/06/2016

En mi época de estudiante universitario junto a un grupo de compañeros, creamos una página web dedicada al cine. De nombre gkaplan.com, en honor a un famoso personaje ficticio de Hitchcock, y con la firme intención de ver cine gratis a través de los preestrenos que se hacían en Madrid. 

Fue un período fascinante, que termino por transformar nuestra caradura inicial, en un pequeño espacio didáctico y pasional, esforzándonos en ampliar nuestros conocimientos del séptimo arte y de la labor del periodismo crítico hacia este noble espectáculo. Con el tiempo los trabajos y proyectos individuales acabaron por reducir los trabajos de actualización hasta que finalmente se abandonó la web de gkaplan al olvido de Internet. Y peor aun con la perdida del dominio y los archivos. Por suerte algo se ha recuperado, varios años después. Como mi opinión personal sobre Amores perros antes de su estreno en España. La película que me dejó impresionado a principios de siglo y que hoy día sigue ocupando un lugar privilegiado en mi particular listado cinematográfico. 

Ahí queda, tal cual fue concebida mi opinión de hace quince años. 


Javier González
Amores perros
Director y productor: Alejandro González Iñarritu.
Intérpretes: Emilio Echeverría, Gael García Bernal, Goya Toledo, Alvaro Guerrero, Vanessa Bauche y Jorge Salinas.
Guión: Guillermo Arriaga Jordán.
Productores ejecutivos: Martha Sosa Elizondo y Francisco González Compeán.
Director de fotografía: Rodrigo Prieto.
Diseño de producción: Brigitte Broch.
Supervisora musical: Lynn Fainchtein.
Editores: Alejandro González Iñarritu, Luis Carballar y Fernando Pérez Unda.
Directora de producción: Tita Lombardo.
Director de casting: Manuel Tell.
Diseño de vestuario: Gabriella Diaque.
Música original: Gustavo Santaolalla.
2000. 147´ aprox. Filmax.
    
   Amores perros nace de la desoladora experiencia de la vida en la capital del país mejicano. El desarrollo de la película tiene un punto de inflexión, del cual surgirán tres historias distintas, pero que tienen en común la desolación, el amor y el dolor. Este punto de partida, es un terrible accidente de tráfico, que pone en relación a los tres protagonistas. Cada una de las historias ponen de manifiesto las desigualdades sociales existentes en esa megalopolis, mostrándonos la vida más perra de los protagonistas.

    La narración se divide por tanto en los tres bloques que surgen de la colisión automovilística. La primera de las historias, es el retrato de la marginación social y la lucha diaria por sobrevivir de cualquier forma. La segunda, es el desolador estado de una mujer (Goya Toledo) que pierde su dulce tipo de vida por culpa del accidente y la ultima historia, es la demostración de la derrota de los hombres que luchaban por sus ideales. A pesar de contar historias diferentes, existen varios temas comunes. Sobre todo, la inseparable compañía del mejor amigo del hombre. Los perros son una simple metáfora, de la crueldad que perviven en cada uno de los fotogramas, los habitantes de esta intensa y emotiva película.

    La influencia de Quentin Tarantino asoma en cuanto a la forma de narrar los acontecimientos y la extrema violencia. Pero se diferencia especialmente en el impacto y la fuerza visual de Amores perros, que aparta las escasas lagunas de pesadez, contra  los histriónicos diálogos del director de Pulp Fiction y la distinción fundamental de la no presencia de mafiosos. La fuerza de la imagen cobra mayor fuerza, y el retrato de la sociedad tiene un aparente rasgo documental, sobre las diferencias que existen socialmente en la capital mejicana. La supervivencia de la clase proletaria, con el trabajo de un miembro de la familia y la adquisición de dinero extra por medio de fines menos lucrativos. La despreocupación de los mejores situados económicamente, encerrados en su particular círculo vicioso. Y la vida a ras de suelo, en los limites de la humanidad, desechado de una vida sucia y despótica, donde abunda la ley del más fuerte.

    La palabra exacta para describir esta opera prima de Alejandro González Iñarritu, es la de excelente. Porque consigue dar vida a un enorme grupo de actores, mención especial para Emilio Echeverría, donde cada uno de ellos aporta su granito de arena para conmemorar este brillante ejercicio. La banda sonora tiene a su vez un apartado especial, consensuando la estrecha relación que tiene la imagen con el sonido.

    En su conjunto muestra un modo de vida triste y sin ningún tipo de esperanza, todo se oscurece, con la recia oscuridad del can y la ausencia del asfalto.

    Está película viene precedida por una tremenda colección de premios en diferentes festivales, junto con el apoyo de la crítica y la nominación a los Oscar, como telón de fondo, a la mejor película de habla no inglesa.

Carteles
Fotografías
www.amoresperros.com


5-03-2001

24 de noviembre de 2012

El séquito (Entourage) T4 y T5

El Dream Team
Original, brillante, fantástica, sorprendente... se me aglomeran los calificativos para describir el primer capítulo de la cuarta temporada. Un delicioso estreno de esta nueva sesión que llega a convertirse en el mejor episodio, hasta la fecha, de toda la serie. Bienvenidos a la jungla nos introduce en los entresijos del rodaje de Medellín a través del magnífico modelo de falso documental sobre la propia creación de esta película. Si en el término de la anterior temporada se comparaba este proyecto, cuasi maldito, con Apocalipsis now, este primer episodio hace realidad el caos que se cierne una grabación en la selva y un director tan especial, que las palabras excéntrico, genio y loco quedan algo nimias para describir la personalidad de Billy Walsh. Este personaje junto a Eric son los únicos reseñables en una cuarta temporada sin alma, una continuación de la anterior hacia la necesaria resolución del personal proyecto que tantos dolores de cabeza y esfuerzo ha creado Medellín.

Una vez elevado a los altares el primer capitulo, llega la valoración global de esta temporada que lamentablemente defrauda en su conjunto, no hay objetivo final aunque se nos presente la misma estructura similar, repetitivo en este caso, de las anteriores entregas en la consabida búsqueda del siguiente proyecto, Perdidos en la nubes en este caso. Este bajón se debe básicamente porque la meta sigue siendo Medellín y su paso por el festival de cine más importante del mundo: Cannes como culmen final. La trama principal se disipa en dos caminos separados que los buenos guionistas de la serie encauzan hábilmente a lo largo de esta temporada. Una temporada algo descafeinada aunque pueda disfrutarse de algunos capítulos sueltos como meros productos de entretenimiento. A estas alturas, El séquito mantiene cierta madurez, con una base solida en su estructura y en personajes. Como muestra el episodio de Follando como conejos, tan estúpido e innecesario como divertido.




Temporada 5º 

Tras el fiasco de Medellín, esta quinta temporada arranca de forma lenta hacia la redención de la estrella caída. Vincent sufre las consecuencias del estrepitoso fracaso de su arriesgada apuesta personal. Los estudios cinematográficos no están por la labor de asociar sus próximos proyectos al careto de un actor en supuesto declive. Curioso método subliminal acerca del funcionamiento de Hollywood, si te sales del circuito comercial atente a las consecuencias. Algo que representa a la perfección el super agente Ari Gold, único personaje que crece realmente frente al cuarteto protagonista. Y es que, ante los vaivenes de la estrella y su séquito, Ari se mantiene en forma, no hay duda de que es un filón para los guionistas que siguen explotando sus deslenguadas virtudes para corroborarlas, acentuando el lado paterno filial con su cliente favorito. Incluso Drama pierde punch con su estable posición en televisión.

"Quiero ver más pasión..."
El desarrollo de esta temporada es en parte compleja, poco a poco vemos como la preocupación asciende en el seno del grupo, sumando además los problemas de liquidez de Vincent. En el horizonte surge la posibilidad de recuperar el gancho perdido con un guión sobresaliente, hallado nuevamente por Eric, y una gran producción final que vemos a través de unos buenos episodios del rodaje y la colaboración estelar de Stellan Skarsgard. La grabación de la película de los bomberos es la mecha que dinamitará la serie hasta limites insospechados. Tanto que el proyecto final de esta serie, hubiera encontrado el final perfecto para el viaje de este grupo de amigos si Vince hubiera caído realmente hasta los infiernos. 
 
Lamentablemente ese final parece demasiado europeo para el orgullo yankee, y menos aun para una serie que ha sobrevivido con el lujo y la ostentación como base de su éxito. La moderación se la olvidaron en cualquier cubo de basura. Aunque ese cubo se representa positivamente en Retorno a Queens Boulevard. Un excelente capítulo final que muestra el lado humilde de nuestros personajes, relegados a la condición de la normalidad en su antiguo barrio.  

Es curioso que en esta entrada comience alabando el primer capítulo de la cuarta temporada y termine con la misma loa al episodio final de la quinta. Sin embargo todo da un vuelco inesperado, más cercano al jovial y bienintencionado espíritu americano hacia los finales felices y comieron perdices. El viaje continua para Vincent y sus chicos. Vía libre hacia más excentricidades, fiestas, mujeres, alcohol, cameos y algo de cine en el transfondo de una serie de televisión que ha perdido una enorme oportunidad de finiquitar la aventura con un desenlace puramente cinematográfico.

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El séquito T.1 y T.2
El séquito T.3
 

18 de noviembre de 2012

Posiciones perdidas: Cerro Santo

Esta entrada debería ser un anexo a la anteriormente publicada como Cerro Santo, un complemento que no llegó en su día y que en la entrada de hoy se constituye realmente en exclusividad a Cerro Santo, entidad geográfica que contiene una gran cantidad de restos de la guerra civil española suficientes para sacarla de esta pequeña colecta de "Posiciones Perdidas". Como la base bibliográfica por la que me estoy guiando apenas menciona o destaca esta ubicación, he decidido distinguir estos restos como la joya de la corona de mis etiquetadas posiciones perdidas.

Puesto de observación
El punto de partida se inicia en la misma pista forestal que alcanza la altura máxima de Cerro Santo, se abandona la pista y nos adentramos en la planicie hasta el fortín observatorio que cerraba la excursión citada anteriormente. Ahora en cambio abre nuestro recorrido hacia la profundidad del bosque en este primer puesto militar. Un poco por detrás de unas grandes rocas encontramos un conjunto de viviendas que conservan la estructura principal, incluso alguna mantiene en su interior el molde de una chimenea. También se atisba el ondulado tejado que cubría estas construcciones. Tanta vivienda acumulada seguramente daba cobijo a más gente que el observatorio podría requerir. Así pues no queda otra que buscar más restos sobre esta cima achatada y decorada con grandes moles de piedras.

Tal cantidad de roca fue aprovechada como parapetos naturales en lugar de las trincheras. Poco a poco voy encontrando pequeños muretes y dispersos pozos de tirador que cumplen a la perfección la faceta de camuflaje con el entorno, encuentro varias posiciones que aprovechan el cobijo o la altura que proporciona la naturaleza. En la retaguardia de una imaginaria línea de frente, ubico algunos restos que podrían tratarse de pequeñas viviendas que marcan una estructura similar a lo largo de la cima. Sin la ayuda de mis queridas trincheras, las guías en estos ámbitos, camino un poco a ciegas, más bien en zigzagueo para tratar no dejar atrás alguna construcción. Nuevamente vuelvo a encontrarme con un par de montículos de piedra en forma de hitos. Como los que encontré en la anterior entrada de Álamos Blancos, mi imaginación se dispara para intentar adivinar su significado, si tuviese alguno. Pero como lo desconozco prefiero dejarlo a la libre interpretación de cada uno.


Tras un enorme roquedal, adornado con sus respectivos puestos de tirador, llego hasta un fortín similar al del inicio aunque en peor estado de conservación. El techo de hormigón esta completamente derruido aunque conserva el muro principal. Enclavado en un pequeño claro, domina esta cornisa sobre el embalse y los montes nacionales de Cabeza Líjar y Cerro Piñonero, el más cercano Cerro de La Viña justo enfrente. En los años de la guerra no había embalse, solo los restos de un antiguo poblado llamado Herrería del Berrueco, también conocido como San Macario, hoy en día sepultado bajo las aguas. Esta posición es un buen referente estratégico y el nacimiento de una línea del frente hasta el municipio de Guadarrama. Un muro de piedras desciende desde el fortín hasta otro roquedal y desde aquí surge una esplendida trinchera coronada por más piedras apiladas. Algún puesto avanzado desciende todavía más por la ladera.  


Esta línea bordea la ladera de este cerro, internándose nuevamente en el bosque, dando paso a más construcciones, viviendas, parapetos y entrecruzándose con otra trinchera que desciende desde otra posición. Destaca la cantidad de muro que ha aguantado el paso del tiempo y que se mantiene en lo alto de la zanja, conservando seguramente una buena proporción de su estado original. Finalmente la línea militar desciende hacia la hendidura provocado por el arroyo Guatel, enlazando seguramente con la trinchera que encontré en la excursión anteriormente mencionada. Hoy no es el día de acompañarla, probablemente se pierda por la carreterilla cercana al muro del embalse y creo que esta trinchera es la que aparece en el interior del vallado del cerro de enfrente. Llegados a este punto solo queda regresar a través del bosquecillo para ver de donde procedía la trinchera anterior. 


La trinchera me lleva hasta un conjunto de formaciones rocosas rematadas por los consabidos muretes que plagan este roquedal algo aislado del frente. Tal cantidad de muros y su situación me recuerda a un pequeño castro, tal vez fuese un puesto de mando o seguramente un conjunto de viviendas que cobijase a los soldados. De regreso hacia el punto de partida, merodeo un poco más, por si encontrase alguna nueva construcción, pero el resultado es baldío. Plácidamente recorro la planicie de este cerro cruzándome con los restos anteriores, llegando finalmente al fortín observatorio en este pequeño trazado circular de la historia.


12 de noviembre de 2012

Ópera prima

El título del estreno cinematográfico de Fernando Trueba me viene a huevo para inaugurar mi nueva sección bloguera, aunque la calidad de la película apenas encaje con la medida que yo mismo deseaba. Ópera prima narra el casual encuentro a la salida del metro de opera entre el protagonista y su prima. De ahí el título de este punto de partida tan dulce e ingenuo que se propaga al resto del metraje.  

Y por supuesto 100 Pipers / Captura de pantalla
Estrenada en 1980, la película cosechó cierto éxito de taquilla e incluso algún que otro premio internacional. Este hecho que me desconcierta lleva a replantearme mi criterio y valoración sobre esta cinta. A pesar de las dudas, me reafirmo en que a fecha de 2012, Ópera prima ha envejecido bastante mal y la supuesta frescura del momento se ha diluido con el tránsito de los años. A grandes rasgos la trama versa del enamoramiento de su protagonista hacia su prima a través de las extrañas ocurrencias y pensamientos del personaje principal. Porque el resto de actores que participan en el filme son meras comparsas del acaparador Matias (Óscar Ladoire), prima incluida (Paula Molina) en un papel insustancial que no pega para nada en una supuesta mujer/estudiante independiente, más bien acompaña a la brisa que le sopla a Matias.  

A Óscar Ladoire le otorgaron la Copa Volpi por esta reinterpretación castiza de Woody Allen y como el neurótico newyorkino, el personaje de Matias es un continuo charlatán, dotado de una excelsa verborrea capaz de encadenar diferentes temas en un acelerado discurso de incoherencias que contiene alguna que otra gracia. Del resto de personajes apenas puede decirse nada porque no hay nada que decir, ni siquiera la sosa prima Violeta tiene una evolución digna de mención, tal vez citar el debut de Antonio Resines en el cine, porque Resines para bien y para mal es un gran actor encasillado en si mismo. Básicamente Ópera prima se desarrolla entre grandes secuencias teatralizadas y el continuo movimiento de la lengua protagonista como mayor activo de acción.

No me gusta puntuar o catalogar el cine con estrellitas, pero hoy no me puedo reprimir de valorar que al estreno de Trueba no llega al aprobado. Su primera película puede considerarse una cinta con cierto toque en la historia del cine español por su éxito en los años 80. Pero el tiempo pasa y en el siglo XXI la candidez de Ópera prima queda desfasada.

Ópera prima, de Fernando Trueba
1980

4 de noviembre de 2012

De qué hablo cuando hablo de correr

Normalmente intento evitar incluir libros en el blog que no sean novelas, ya que prefiero desgranar ficciones que explicar mi opinión sobre un libro, por ejemplo, que trate del arte griego de los vasos campaniformes. Leer de De qué hablo cuando hablo de correr (Dqhchdc) se debe a un error por culpa del título. Hace tiempo que leí un par de novelas de este afamado escritor japones, "Sputnik, mi amor" y la famosa "Tokio blue´s", así que pensé que se trataría de una nueva novela hasta que descubrí que en realidad se trata de una especie de ensayo, donde el autor nos relata su afición por correr y como influye este hecho deportivo en su vida personal y profesional. Obviamente completé la lectura y decidí darle un espacio en mi blog por el mero hecho de compartir afición a desgastar zapatillas. 

El libreto no es más que una especie de memorias sobre el modo de vida del escritor, que compara y complementa su oficio de novelista con su afición a correr grandes distancias. Es tan sencillo y particular que sólo es recomendable para quienes quieran conocer algo más sobre la figura de este escritor japones y/o se consideren corredores habituales, también conocidos como runners. Hete aquí que lo más llamativo del libro sean las pruebas deportivas a las que Murakami hace referencia, en particular el primer maraton que corrió en 1983 en Grecia, que por encima de cuestiones más personales de la vida de esta persona. El autor intenta aunar escritura y deporte como una necesidad vital para él mismo, una unión necesaria que vincula al fondo obtenido a base de entrenamientos diarios con el maratoniano ejercicio de sentarse a escribir durante horas. El paralelismo es tan simple como el educado carácter oriental hacia sus tareas profesionales. 

La parte que cita de su anterior trabajo como regente en un club de jazz, es tan personal, que sólo destaca por su valor biográfico, o incluso, el ejemplo para explicar cuando decidió dedicarse a la escritura me suena a respuesta de entrevista. Sin embargo "Dqhchdc", el protagonismo y lo realmente llamativo del libro, son las reflexiones propias de un deportista, las anécdotas acumuladas y los largos entrenamientos deportivos. Sin duda puede gustar más si encima compartes afición por correr y te sientes en parte identificado con sus planes de entrenamiento, pruebas deportivas y problemas derivados que conlleva esta parte de la vida.

En concreto vuelvo a destacar su estreno en la mítica cifra de 42.195 metros. Con lo que me gustan últimamente las coincidencias. Murakami tuvo la fortuna de recorrer por primera vez la distancia que separa Atenas de la ciudad de Marathon, a pesar de hacerla en sentido opuesto, que es una casualidad completa de significado en la historia del hombre. Qué gran estreno personal. Ése primer contacto es el inicio de una arraigada costumbre deportiva de participar en una maratón de manera anual y extender sus redes físicas a otros deportes como el triahtlon.

.... poco después de dejar de correr, todo lo que he sufrido y todo lo miserable que me he sentido se me olvidan, como si jamás hubieran sucedido, y ya vuelvo a estar decidido a hacerlo mejor la próxima vez. 

Haruki Murakami.  

De qué hablo cuando hablo de correr
Tusquets editores. 
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