24 de noviembre de 2010

El último soldurio

Irritóse tanto [Augusto] al principio contra un tal Corocotta, bandolero hispano muy poderoso, que hizo pregonar una recompensa de doscientos mil sestercios a quien lo apresase; pero más tarde, como se le presentase espontáneamente, no sólo no le hizo ningún daño, sino que encima le regaló aquella suma.

Dión Casio 56, 43, 3 (trad. de A. Schulten en Fontes Hispaniae Antiquae vol. V, Barcelona, 1940, p. 335)
 
Esta breve aparición de un tal Corocotta por parte del autor Dión Casio sirve para que Javier Lorenzo se lanzará a recrear la ficticia vida de este personaje a través de una entretenida novela de aventura con ciertos toques históricos. No existen más notas acerca de Corocotta, convertido en un héroe en las regiones cantábricas y filón turístico pese a las dudas reales de su procedencia y figura histórica. No pretendo enjuiciar las dos corrientes que pugnan por dilucidir el origen del audaz bandolero, creo que es un deber exponerlo y la web http://www.celtiberia.net/ es un incomparable puente para conocer la historia antigua de la península Ibérica.

El reducido detalle de Dión Casio sobre Corocotta sirve no obstante para encumbrar su nombre en la historia, un hombre peculiar, con las agallas suficientes como para presentarse ante el hombre más poderoso del mundo conocido y exigir la recompensa que se ofrecía por su propía cabeza. Javier Lorenzo tiene pues, vía libre para inventarse la historia del supuesto líder cantabro.

A grandes rasgos, la obra final resulta entretenida de leer, narrada en primera persona por el propio protagonista a modo de herencia biográfica. El protagonismo recae en la vida de Linto, apodado posteriormente como Corocotta, a través de diversos pasajes y acopio de personajes históricos, como Julio César y la participación de las turmas cantabras en la guerra de las Galias, la leyenda del guerrero Laro, el asesinato de César, la batalla de Munda, etc..

Obviamente se trata de una novela histórica y como tal debe exponer hechos pasados colocando al protagonista como espectador o participé en esos sucesos, sin embargo, el mejor acierto de Javier Lorenzo es cuando describe la ficticia vida del protagonista. La parte inventada es más interesante que el mero hecho de colocar a los personajes creados en el momento exacto donde se perpetua la historia. Me conmueve más la muerte de Corcontas que la de Julio César, el asalto a un ciudad vaccea que el asedio de Alesia, la enconada rivalidad entre hermanos, Ilicón frente a Linto que la lucha por el poder romano entre el segundo triunvirato frente a los herederos de Pompeyo. Esta es la parte mejor recreada, donde se palpan los problemas y la vida cotidiada de los protagonistas, el relato es mas entretenido que los importantes hechos históricos donde los protagonistas deambulan con mayor o menor implicación.

A pesar de algunos altibajos en la narración, (con episodios más bien pasables) el principal problema del novelista era recrear el encuentro de Corocotta y Augusto, Lorenzo lo resuelve con cordura, tal vez chirrie el duelo dialéctico en griego con La Ilíada de fondo, pero se narra con desparpajo y con inteligencia. Corocotta recibe su recompensa como cita Dión Casio aunque Lorenzo matiza el precio que el héroe debe pagar por su atrevimiento. Las guerras cantabras estaban sentenciadas de antemano y nunca es tarde para ponerse del lado del vencedor. Tal vez un renegado no hubiera casado con la idea de héroe y por ello el autor lo rescata al final para otorgarle el final que merece todo guerrero.

14 de noviembre de 2010

La Peña del Arcipreste de Hita


Peña del Arcipreste
En 1930 un canchal granítico cincelado por Ramón Menéndez Pidal junto a su hija, fue declarado como monumento natural de interés nacional en honor a las correrias de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, a su paso por la sierra de Guadarrama y narrar su encuentro con Aldara, la serrana de Tablada.

Los "caminos" para llegar hasta la Peña del Arcipreste de Hita son tan variados y diferentes que cualquiera puede marcar su propia ruta. Para los que simplemente quieran acercarse a contemplar este paraje, existe la versión "comoda". Se trata de llevar el coche hasta el Km 56 de la N-VI, aparcar en la pista forestal que nace a esa altura de la carretera y seguir el ancho camino hasta la señalización del monumento. Sin embargo propongo una versión circular que varíe un poco el transito habitual, más ameno e igual de "comodo".

El parking del restaurante que se encuentra en la cima del puerto de Guadarrama, (Asador Alto del León), es perfecto para aparcar el coche, se cruza la carretera en dirección Norte, en la alambrada que separa las provincias de Madrid y de Segovia hay un paso accesible hacia el Este, donde destaca una ancha pista que han creado recientemente para construir nuevas torres de alta tensión que hay que atravesar, nada de seguirlas. En apenas 100 metros, cerca de una torre de electricidad, aparece un antiguo fortín de la guerra civil española. Por debajo del resto arqueológico se avanza hasta hallar una vereda en bajada que llegará hasta un sendero que nace en una puerta de acceso a la N-VI. (700 metros). La senda es facilmente visible y transcurre cerca de la carretera.

Se continua por el sendero hasta llegar a un pequeño claro, en días soleados suele haber ganado que no causan problemas. Atravesamos este claro casi de frente, tomando como referencia un poste indicativo de una ruta local, al poco aparece dentro del bosque otra senda que discurre entre los pinos y es poco frecuentada. Esta estrecha vereda llega hasta una fuente donde se cruza con la senda de ascensión que hay en la pista forestal situada más abajo y conocida como La Molinera, en este punto se sigue la cómoda vía hacia la izquierda (Norte), siguiendo los hitos de piedra para llegar al monumento del Arcipreste.

El tesoro
Avanzando hacia arriba se pasa por la Fuente de Aldara, en honor a la serrana que dió posada a Juan Ruiz. Después de otro pequeño tramo nos situamos junto a unos breves escalones sinuosos y la Peña del Arcipreste enclavada en una mole granítica como recompensa final. En su base hay un cofre que contiene un ejemplar del libro y un cuaderno para que los visitantes dejen constancia de su visita. (2700 metros aprox).

Tras una pausa para leer algún párrafo o contemplar las escasas vistas, se retoma la ruta de regreso. Debajo de la base del monumento surge una leve vereda hacia el Oeste que lleva hacia el sendero GR10, facilmente identificable por la valla que separa ambas provincias. Se cruza la alambrada por un paso donde se pide que se vuelva a cerrar para evitar el extravió del ganado. El GR10 es un sendero que viene de atravesar las cumbres serranas y que seguiremos hacia la izquierda (Suroeste), perfectamente delimitado por las franjas rojas y blancas pintadas en la roca y por los hitos de piedras.

Alrededor de 3460 metros desde que se empezó el paseo, el GR10 se cruza con el supuesto paso de Valathome o Paso de la Tablada. Hay que continuar por el sendero GR10 entre piedras, algunos escalones y restos de la guerra civil que vuelven a aparecer entre la roca y la vegetación. El cerro de La Sevillana y su vértice geodésico muestra el Alto del León y los últimos restos de la guerra visibles en este recorrido, aunque no los únicos, ya que todavía quedan abundantes restos en el puerto de los Leones de Castilla. Desde La Sevillana se desciende hacia la visible cima del puerto y con apenas 4500 metros de camino recorridos tras los pasos del Arcipreste de Hita.


Cerca la Tablada,
la sierra pasada,
falleme con Aldara
a la madrugada


4 de noviembre de 2010

La ciudad del vacio... y tanto.

A veces me obligo a leer, y en estos momentos a escribir, para intentar crear una rutina que seguramente sea innecesaria sino va acompañada del deseo. Hará más de un mes que me obligué a leer "La ciudad al vacio", del periodista canario Pepe Alemán, del mismo modo que uno se impone levantarse para trabajar todos los días laborables.

La obligación no ha sido buena idea, a pesar de que José A. Alemán sea un periodista de renombre en el archipiélago, su novela llegará a ocupar un espacio de relleno en mi libreria personal, seguramente como soporte de obras más interesantes y recomendables. El desencadenante principal es el asesinato de una pareja de turistas alemanes y como este crimen afecta a los personajes principales, con los habituales fantasmas del pasado y viejas cuentas pendientes que sirve para desarrollar el 95% de la novela.

Un defecto, a mi entender, es la presunción didactica que se intenta inculcar al lector a través de estereotipos relacionados con el poder (ojito al presunto delegado del gobierno, más que un político parece un charlatán sin freno), el periodístico "Con Franco, teníamos claro lo del cuarto poder....Aquella situación pasó, nadie discute la libertad de expresión que está consagrada en la Constitución..." y demás sentencias formativas que se repiten del puño del novelista a las bocas de los personajes.

El argumento avanza de manera parsimoniosa, con un ritmo lento y perjudicado por los recuerdos del pasado que acechan a los protagonistas, contando la trama del presente y aderezada por los lejanos recuerdos de la infancia, el amor adolescente, el franquismo y las historias inacabadas que irremediablemente deben solucionarse algún día. Si eliminaramos esta parte transcedental hacia el interior de los personajes, tal vez se podría sacar una curiosa intriga de novela negra o de investigación, pero los recuerdos del pasado devaluan la lectura por la lentitud con la que sé describe.

Ocurre que hay trampa, o no, según se mire porque el autor se deja para el desenlace un supuesto as en la manga con un final, pese a que no sea original, si que sorprende al lector para encajar las pesadas piezas que surgen a lo largo de la obra. El ultimo acto sugiere cierto aire agradable y eleva el tono pero no logra satisfacer el excesivo letargo acumulado.